Estando a treinta del abril cumplido, como buenos serranos y, para que no se pierda la tradición, a las 0 hrs y 15 min. nos concentramos en la iglesia un nutrido grupo de coruchos; los que cada año están allí al pie del cañón: Ángel, Antonio, Matilde, Adolfo, etc y otros, que por permitirles las vacaciones o por fervor mariano, quisieron no perderse el acontecimiento.
Antonio y su acordeón marcando la melodía y, el resto, aún con el paraguas en mano y unos escasos textos compartidos cumplimos con el rito de nuestros antepasados.
Mayores, de mediana edad y más jóvenes intentamos dentro de la iglesia, los treintaitantos que allí estábamos, recordar a la Vigen con mayos y jotas nuestros sentimientos hacia ella, nuestra gratitud y nuestros deseos de que para agosto, con la iglesia repleta de fieles renovemos esta tradición como cada año.
Como reto para el año próximo os invito a compartir este momento tan entrañable y recuperar EL MAYO DE LAS MOZAS.
Antonio y su acordeón marcando la melodía y, el resto, aún con el paraguas en mano y unos escasos textos compartidos cumplimos con el rito de nuestros antepasados.
Mayores, de mediana edad y más jóvenes intentamos dentro de la iglesia, los treintaitantos que allí estábamos, recordar a la Vigen con mayos y jotas nuestros sentimientos hacia ella, nuestra gratitud y nuestros deseos de que para agosto, con la iglesia repleta de fieles renovemos esta tradición como cada año.
Como reto para el año próximo os invito a compartir este momento tan entrañable y recuperar EL MAYO DE LAS MOZAS.
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